Qué pasa si un día…

Vas al baño y cierras la puerta.

Te duermes mientras estás jugando a la DS.

Despiertas, notas que algo ha cambiado pero no sabes qué. La luz está apagada, y ya no tienes la DS en tus manos.
Te levantas a tientas, tocas las paredes y están ásperas, huele raro, seco… De repente encuentras lo que parece ser el pomo de la puerta. Te cuesta, más que de costumbre, pero abres la puerta.

Un fuerte resplandor te ciega la cara, una cantidad de luz tan grande que no entiendes de donde puede salir. Cuando han pasado unos segundos y tus ojos se han acostumbrado, distingues el origen de esta luz. No lo puedes creer, proviene de la habitación que ahora es de tu compañero de piso… la que antes fue la tuya.

Sigues acostumbrándote a la luz, empiezas a ver paredes rotas y partes más del exterior, el olor a seco es más claro.

Aun ves más, tus ojos te empiezan a doler. Asombrado observas un mundo desolado, lo que antes era tu bloque de pisos en el Perchel de Málaga, ahora es un cumulo de escombros tristes, más halla el resto de las edificaciones están totalmente derruidas.

Ahora, tu vista alcanza hasta el horizonte, tus ojos ya no te duelen, pero estás llorando. Ves como ya no hay mar, está totalmente seco, donde antes estaba el puerto y el mar, ahora solo hay destrozados barcos anclados y oxidados.

Ha pasado un minuto.

Han pasado 15 minutos.

Ha pasado una hora… las piernas te tiemblan, sigues llorando. De repente un ruido llega desde la lejanía… un sonido agudo.

Pasan cinco minutos más. El ruido es más claro, está cerca, de repente ves como una nube de polvo, que levanta escombros de tu piso, totalmente reducido a cascotes, y de la calle, te ciega. Además unas luces intensas de colores variantes son cada vez más fuertes.

El ruido ha llegado a su culmen.

Casi no puedes respirar.

El ruido se para en seco acompañado de un golpe.

De repente el humo empieza a bajar de intensidad, las luces siguen y el ruido se minimiza.

Abres los ojos, sientes algo a tu izquierda. Donde antes estaba tu salón, el de Mikaela, ahora hay una moto de formas espectaculares, con dos grandes protuberancias en la parte trasera, de donde parece sale un pequeño vapor. Sobre ella un policía con una vestimenta oscura con varios tubos que le salen desde la espalda hasta el casco. Éste se quita el casco, es una mujer, te recuerda a alguien, pero ahora no caes, como siempre.

El ruido te ha dejado sordo, ésta te habla: – ¡Ciudadano! ¡Ciudadano! – te lo repite varias veces. Tú estás aturdido, casi no la escuchas. Ella parece que se da cuenta de que pasa algo raro. Saca su identificación y dice su nombre: – Me llamo… – no puedes entenderlo, pero te es familiar.

Ahora, no sabes porqué, pero… te paras a pensar y… ¡Te pones colorado ahora, porque has caído en que todavía estás con los pantalones bajados! La figura que sé dibuja a contraluz, es impactante. Tú girado a tu izquierda, de fondo la moto con las luces y la mujer hablándote. Alrededor los restos devastados del piso de Mika, y más al fondo el cielo rojizo y nuboso.

La policía se acerca y te pregunta tu nombre, tú sonrojado le dices: Me llamo David.

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Despiertas en tu piso en Málaga, ahora duermes en la habitación grande, te dices a ti mismo: «esta idea me la apunto para un futuro, no sé para que»

Ahora lo estas dando al mundo. Has visto, no era tan difícil.

David Gámiz Jiménez