Bien o Mal.
Pos NO.
Pero porque empiezo así, sencillo. Porque en toda esta ida de olla del capitalismo, de la economía, de los mercados, de la avaricia, de los chuposteros, de los chorizos, de los vividores, de los ladrones, ahora llamados políticos, banqueros o lo que toque… Se deduce claramente que si nos jode ¿es porque esta? BIEN, ¡error! ¡MAL!… Bueno vale…
Mal quizás no sea preciso decir, si no INEFICIENTE, si no SUICIDIO COLECTIVO… Si no IRRESPONSABILIDAD.
Durante días y a vueltas en mi cabeza ando con los conceptos de trabajo, valor, intercambio, vida, medio ambiente, dignidad, supervivencia, esclavismo, cooperación, ricos, pobres, poderes facticos, lobbis… Capitalistas, liberalismo, anarquistas, comunistas, socialistas, neo-liberalismo, burgueses, aburguesados, sindicalismo…
Como digo días… Pensando en como relacionar y digerir todo esto. Mirando hacia atrás en la historia encuentro múltiples movimientos sociales, atrás 300 y 400 años, encuentro movimientos que surgían a causa de un desequilibrio. Y ante este nacía una respuesta, un IDEAL. Con este una masa normalmente oprimida se revelaba y re-equilibraba la balanza.
Pero en los días que corren… dónde están los bandos… si los hay. Y si no los hubiera, ¿qué seria aquello que los uniría? Si lo hubiera…
Días, que no paro de pensar en como crecer como ciudadano, trabajador, comprometido y político. Preguntándome como desde mi actual definición de ideal y desde EQUO, como llegar a la población con un mensaje, con un ideario que no sea lo de siempre. Que no recuerde al pasado, constantemente, que no genere las trincheras de siempre, con los prejuicios de siempre.
Mi primera aproximación, abandonar el uso de los términos “izquierda” y “derecha”. Mi actual tema en segundo plano, como entender y llegar a los trabajadores la gran mayoría social, y que debemos hacer para llegar ha esta visión donde podamos dar un futuro justo y digno a nuestros hij@s, nuestr@s descendientes.
Pero dónde esta el problema, como digo y sabemos los bandos al día de hoy están difusos, hay bandos y clases por supuesto, pero no como antaño. Antes el negro y el blanco era tan puros, que el choque de ambos era de una violencia BRUTAL. Ahora siendo colores menos puros los choques existen, pero son menos VIRULENTOS. Es motivo de ALEGRÍA, por supuesto, quizás estamos más cerca que nunca de un entendimiento REAL, un RESPETO mutuo y una ESTRATEGIA común para el futuro del ser humano en la tierra.
Pero dónde esta el problema actual. Después de reflexionar y no sin esperar que es solo una teoría, incluso loca, el problema es el poco respeto o nulo que le hemos dado durante mucho tiempo, demasiado, a nuestro más preciado poder o valor: NUESTRO TRABAJO.
Por supuesto, no pretendo generalizar, pero si estamos en unas cantidades criticas de ciudadan@s que siguen dichas dañinas costumbres. Pero cómo se traduce este desgaste. Se produce en gran parte por el descontrol del sistema capitalista. Ante la idea utópica, pero en muchos casos convenida, de que liberando el transito de intercambio de valores, y ademas justificando la manipulación de dichos valores en pro del “beneficio” poco a poco lo que nunca debería a ver tomado un valor tan bajo, con el tiempo lo ha hecho.
Hay múltiples teorías sobre el trabajo y el valor. Muchas y aun ahora, las vigente de raíces muy antiguas, con más de 200 años. Dichas ideas, como en otros ámbitos creadas para resolver un problema presente en su tiempo, pero poco efectivas en los tiempos actuales. Pero encuentro a faltar en todas ellas nombrar ademas de las siempre presentes variables: trabajo y mercancía. Otras aun más determinantes para nuestra civilización: tener una sola vida por ser humano y el respeto a nuestra casa común, la Madre Tierra.
Se dice en estas teorías y incluso en las más actuales, que la “actual” riqueza y estado de evolución es gracias a la capacidad productiva del ser humano, que con el desarrollo de la técnica y de la capacidad para controlar las fuentes de energía, nos ha llevado a nuestra tan querida sociedad avanzada, moderna y actual.
Pero de nuevo olvidamos en estas grandes teorías, que vidas únicas y destrozos aun más grandes a la tierra, han sido tan necesarios como los anteriores para tener lo que tenemos.
Pero dónde entra el problema de la falta de valor a nuestro trabajo y el problema actual…. Bien vamos por partes:
Primero y como el problema actual lo estamos sufriendo mayoritariamente un tipo de ciudadan@s trabajadores/as, entiéndase incluso pymes y pequeñas empresas donde el jefe/fa también curra(más que un CEO de Telefónica o Zara eso seguro). Lo situaremos y centraremos en este sector social, amplio y representativo.
Segundo, ampliemos la vista más allá de nuestra región, estado o territorio. Miremos allá donde trabajadores/as producen lo que nosotros, casi mayoritariamente consumimos. Dicese: China, India, Taiwan, Corea, África… y porque no: EEUU, Canadá, Francia, Brasil, Argentina… Bien.
Tercero, si nos fijamos la dualidad trabajador/consumidor es una realidad palpable, pero dónde empieza y dónde acaba la justicia en el intercambio de bienes y dónde empieza el esclavismo encubierto.
Cuarto, que valor hemos fomentado y finalmente “impuesto” al fruto del trabajo de otros trabajadores/as para satisfacer nuestro deseo de consumo “barato”. Para así no perder nuestro propio dinero, fruto del nuestro trabajo.
Quinto, cuanto hemos explotado los recursos naturales, para poder mantener nuestros niveles de necesidad, tanto de energía como de materia prima. Para poder producir, crear y mantener productos o crear puestos de trabajo. Tanto en nuestros propios territorios como en otros más lejanos, pero al fin y al cabo en todo nuestro propio Planeta Tierra, un ecosistema global conectado.
Bien, con todo esto expuesto. Empezamos a vislumbrar como, por acción u omisión y otros quizás más conscientes. Hemos provocado la actual situación, donde parece ser que no hay posibilidad de salir. O así se nos presenta.
Antes de avanzar, me gustaría señalar por ultimo, que no debemos olvidar motores de acción que todos los Seres Humanos aun compartimos y mantenemos. Este motor es el de la supervivencia y la procreación. Estas dos necesidades mayúsculas, contra restadas antaño por el peligro y la muerte, variables cada vez más controladas por la civilización, provocando parte del desequilibrio terrestre en el ecosistema global.
Como un ente más en el planeta, entender como grupo de seres vivos, como influimos con nuestras actitudes de grupo en el resto del Sistema Tierra. Y a su vez y recíprocamente, como el resto del Sistema Tierra nos lo devuelve. En este peloteo, siento decir que los que llevamos la de perder claramente somos nosotros: El Homo Sapiens.
Y este sea quizás unos de los mayores ERRORES, hemos estado tanto tiempo centrados en nosotros, un claro ejemplo son las religiones, donde hemos trasladado todos nuestros miedos y requerimientos más allá de nosotros mismos. Pero, donde vivimos, de lo que vivimos en primera instancia y sin entrar en polémicas de “creer”, es de la Madre Tierra y del Sol. Estos dos con su energía y materia, nos han procurado los ladrillos materiales donde cimentar nuestra tan preciada sociedad moderna. El conocimiento no es más que el entendimiento pormenorizado de todos estos elementos y sus interconexiones. No voy a minusvalorar nuestro gran logro, la ciencia… pero tampoco tenemos que creer, que gracias a esto vamos a tener más “poder” que los astros o los planetas.
Dejando ya estos conceptos, volvamos y concluyamos. En esta ceguera de la civilización, en este orgullo de la “independencia” y del control sobre “todo” y todos. Hay nos vemos, sociedades humanas, grupos de personas entorno a un conjunto de reglas y sistemas de convivencia. Y por supuesto valores.
El valor, y volviendo al origen de la entrada, el valor de nuestro trabajo, es el valor de nuestra propia existencia. Hemos olvidado que como individuo único, sin el diferente no somos nada. No podemos ser. Somos animales, somos grupales. Pero sobre todo somos seres únicos, con personalidades únicas. En el transito de la única vida que tenemos, consumiremos y aportaremos. Y este equilibrio, este es autentico problema.
Porque cuando una masa critica intenta “vivir” a costa del trabajo de otro, aquí tenemos un autentico problema. Dónde están los limites, ¿están marcados? ¿Deberíamos definirlos?
Pero para entenderlo, quiero poner un ultimo ejemplo. Si cada Ser humano es capaz en UNA vida generar X trabajo, no más. Solo X. Y claro, cada individuo único, una cantidad X única, pero nunca diametralmente diferente. Se entiende que casos extremos existen, pero los menos, los que estarían en los extremos de una campana de Gauss, por decirlo de alguna manera. Pero sigamos, si un individuo genera X en una VIDA. ¿Cómo puede rebasar este limite material? Las posibles soluciones REALES son pocas. Y son sumando otras vidas/trabajo a la suya. Pero ¿cómo? De manera coordinada u obligando al otro. Y he aquí el origen y «mal» de todo el problema. La obligación puede ser sutil, mucho cuidado, porque sin transparencia en los procesos de acuerdos, ¿dónde esta el acuerdo coordinado y justo para las partes?
Porque en esta sociedad donde consumimos productos hechos por otras personas, como sabemos qué no estamos fomentando con nuestra aprobación, la compra, la infla-valoración del trabajo ajeno. De Seres Humanos, de los que no conocemos ni caras, ni nombres. Que están a miles de kilómetros. Que son de otra cultura y con otro idioma, otros rasgos. Pero ¿Dejan acaso de sentir, de merecerse una vida plena? Una vida. Donde queda pues su trabajo, el valor de su producción.
Muchas dirán, que porque nos va afectar a nosotros, fomentar que otros malvivan. La conciencia, pensaran algunos. ¡JA! No, el BENEFICIO. Los capitales, desprovistos de humanidad, el dinero desprovisto de alma… los bienes materiales creados por humanos, carentes de humanidad, nos dan esa patina de neutralidad. Solo es beneficio, es más barato. Pero señores/as, esta manchado de sangre, nos manchamos con esta sangre. Y como “cómplices” inconscientes. Solo estamos postergando, que algún día, si no ya, todo esto nos venga de vuelta. Por que el beneficio tal cual esta vigente, no tiene fin. No perse que sea “malo”, o el capitalismo lo sea. Si no porque esta desprovisto de la humanidad que lo vio nacer.
Sin dolor, sin alma humana, no esta regido por este conjunto de reglas. Es una partida donde unos jugamos de cara y vendados, y otros con todas las cartas y con la vista libre.
Y en este ciclo de hacer mal al desconocido, seguimos destruyendo a la madre tierra. Y en este ciclo de indolencia, de egoísmo de mi vida por encima de las otras, cercenamos el futuro de los niños, niñas que están creciendo, que han de nacer.
David Gámiz Jiménez